jueves, 26 de marzo de 2020

Ford Vs. Ferrari



La premisa de Ford Vs. Ferrari (2019) - o “Contra lo imposible” como absurdamente la tradujeron para Latinoamérica - es la misma de tantas películas sobre deportistas, que van desde Creed (2015) hasta Cars (2006): un corredor que ya no puede conducir por motivos de fuerza mayor, y ahora asume la tarea de llevar a otro más novato a una de las carreras más importantes del mundo (en este caso, las 24 horas de Le Mans) a vencer al mejor piloto del momento, y todo esto como resarcimiento consigo mismo por no poder pilotar nunca más. ¿Por qué verla si de ante mano se sabe el resultado final? Porque lo emocionante es el trayecto hasta la meta, más no cruzar la banderilla de cuadros.
Con un Oscar a mejor edición de sonido muy merecido, James Mangold, el director, se ciñe rígidamente a los parámetros cinematográficos de Hollywood, para traer a colación una película donde logra captar la atención hasta del más ignorante en la industria automovilística, mientras que cuenta la historia sobre cómo Henry Ford II salvó a su compañía de caer en banca rota en el 66, apostándole a construir un carro de carreras que pudiera vencer los diseños de Ferrari.
Una película que a pesar de ser bastante predecible y absolutamente estereotipada, logra su objetivo principal, entretener contando un fragmento de la historia del siglo XX: la segunda vez que Ford fue a la guerra, diría Henry Ford II. Llena de fuerza, agresividad y tensión, sienta al espectador como copiloto en un Ford de carreras que no baja sus revoluciones hasta la última vuelta.
Ahora, ¿Es eso suficiente para haber estado nominada a mejor película? A menos que La Academia haya bajado sus estándares, definitivamente Le Mans ´66 (que es su nombre original) no tiene el estándar para llegar allí, es una película de poca monta que quedará empolvada por la historia. Lo que tiene es muy buenos contactos dentro de la Academia de Artes y Ciencias de la Cinematografía.


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