jueves, 31 de enero de 2019

Green Book


Green Book (2018), es una película del estadounidense Peter Farrelly, que cuenta la historia de cómo el reconocido compositor de jazz, Don Shirley, un hombre negro, culto y excéntrico, se vuele íntimo amigo de su chofer, un italiano, racista y de clase obrera, en un tour por el sur de los Estados Unidos en los años 60.

La interacción entre los dos protagonistas, Don Shirley y Tony Lip, está muy bien lograda, a pesar de las profundas diferencias que tienen, en eso radica la fuerza del filme. Por otro lado esta película cuenta con una muy buena edición y una fotografía bien lograda.
A bordo de un automóvil color verde esperanza viajan por el profundamente divido sur de los Estados Unidos, dos hombres absolutamente opuestos, en parte, contra sus propios deseos, impulsados más bien por la necesidad que tienen el uno del otro. A lo largo de este tour se desplegarán una serie de valores, desde elitistas hasta mundanos, en donde los personajes, sacados de una historia de la vida real, tendrán un choque sociocultural importante e inevitable. Es a partir de este viaje del héroe que la película hace un llamado a la reconciliación, a la tolerancia, al respeto y al reconocimiento del otro como pieza clave en la estructura social.

En la década de los 60, el racismo era el pan de cada día en Estados Unidos, y la mafia italiana se suscitaba en las esquinas. Green Book escarba en estos hechos hasta encontrar los sentimientos más nobles de los personajes, y los lleva a su estado más sensible para entablar desde allí sólidos lazos de amistad, y transmitir desde su dualidad, la intención de desarticular una sociedad con una construcción mental autodestructiva.

“Hay que tener mucho valor para cambiar el corazón de la gente”, y esta película lo tiene, pues por el mismo camino que ata los lazos de esa amistad, arrastra al espectador, a quien logra llenar de una sensación de aprecio por la diferencia, y de esperanza en un mundo edificado con más amor y menos desigualdad.

Guerra Fría (Cold War)



Cold War (2018), es un filme de uno de los directores polacos más reconocidos en la escena cinematográfica mundial: Pawl Pawlikowski, un nombre que suena tanto como Roman Polanski, y que en esta ocasión se apunta a repetir el mayor premio de la Academia. Este drama romántico plantea una historia de amor imposibilitada por los miedos e imposiciones de la guerra. Y deambula, le hala los pies en la noche a la historia, como el alma de un amor que anda en pena.

Cold War es una película con una fotografía y planimetría exquisitas, a blanco y negro y en un formato que evoca la época que encarna. Con actuaciones tan bien llevadas a cabo, que no hay forma de despegar los ojos de la pantalla.

Esta película expone los retazos de la vida de dos personas, los retazos donde ellos dos coinciden y se aman profundamente, con dichas y desencuentros, como en el amor real; el resto de la historia son elipsis, no hay nada más, explícitamente la película no cuenta nada más. Sin embargo esta intermitente historia de amor está marcada y dividida por el telón de fondo, el contexto histórico: la Guerra Fría. En ocasiones se hace evidente cómo ese telón de fondo invade el romance, se le superpone, y lo presiona y  empuja a lugares indeseados, pero en la mayoría del filme simplemente, lo limita, lo cohíbe, lo oprime, lo denigra o lo asusta desde su oscura e inmune posición de contexto histórico, de circunstancia de guerra silenciosa. En este sentido es una película que expone, dentro de un paréntesis de amor, las disgregaciones que causa la guerra en las personas, y hasta donde es capaz de llevarlas todo el trauma que esto implica.


Pero la película también tiene un marco musical exquisito, que representa la mutación de las tradiciones musicales y de danza a través de la guerra, como una muestra de la imposición cultural, aspecto que, una vez más, se mantiene implícito. Este filme está tan lleno de esas situaciones que ocurren subterránea y oscuramente, que el silencio adquiere gran valor como respuesta a un presente incierto, dándole así un realce particular a la imagen, en donde las expresiones y gestos de los protagonistas cobran mayor importancia, se hacen más expresivos, como si sus sentimientos les velara el cuerpo, pues más allá de lo que se dice explícitamente, son sus semblantes los que marcan el hilo conductor de la historia.

Finalmente la percepción de la película da un giro: y entonces no es una corroída historia de amor en un contexto de guerra, sino que más bien, dicha historia de amor solamente es una excusa para develar la forma en que la Guerra Fría se carcomía desde adentro a las personas, la cultura, la sociedad, la política, el amor...


martes, 29 de enero de 2019

Roma



Roma (2018), es la última entrega del director insignia mexicano Alfonso Cuarón. Esta película es un drama doméstico que cuenta la historia de cómo se desintegra y vuelve a construir a sí misma una familia de clase alta a principios de la década de los setenta en la Ciudad de México.

Primero que todo, es supremamente destacable que Netflix esté apoyando la realización cinematográfica independiente latinoamericana. Entendiendo el cine como una extensión de la cultura, este tipo de hechos nos da mucha más visibilidad y reconocimiento entre nosotros mismos y a nivel mundial. En segundo lugar hay un aspecto en la narrativa de Cuarón que se hace recurrente en sus filmes, y se ha vuelto casi como su firma autoral: es la tendencia a hacer planos secuencia largos, que se resisten a acercarse demasiado a los personajes, pero que cargan consigo mismo tensiones argumentales muy fuertes, y sobre todo, no involucran al espectador en el relato, sino que se lo muestra, convirtiéndolo así en un ser aún más morboso ante estas situaciones profundamente dramáticas. Hablemos entonces de películas como Gravity (2013), Y tu mamá también (2001) o el fragmento que dirige de Paris, je t´aime (2003).

Roma es un retrato social que reconstruye no solamente la Ciudad de México de principios de la década de los 70s, sino además su contexto histórico, y la mentalidad y circunstancias de muchos de sus habitantes; y es muy detallada y responsable con esta labor. Es una película que visibiliza y le da voz a la mujer, pero no es feminista, sencillamente pone en evidencia el escenario de muchas mujeres, y lo que esto les acarrea emocionalmente. En este sentido es una película imparcial y prudente, que procura recrear un contexto y unas situaciones sin ahondar en qué motiva los actos, en cuál es la causa de cada acción, simplemente es una película que fluye, que deja que las emociones hablen por sí mismas, en donde cada escena responde solamente a un impulso emotivo anterior, es un compendio de conflictos emocionales que se desarrollan en su propio porvenir. Todo este despliegue de sentimientos se ve fuertemente respaldado con la tendencia a los planos generales y los paneos, par de elementos supremamente útiles para mostrar y describir, pues a través de ellos es que Cuarón nos hace testigos y nos evita tomar posturas: él simplemente reconstruye el escenario de la Ciudad de México de principio de los 70s, en donde no cuenta lo que ocurre en ese momento histórico (el Halconazo o La Masacre del Jueves de Corpus), solamente representa las sensaciones que deja haber estado allí. Nos muestra y describe lo que les toca sufrir a los diferentes integrantes de esta familia, más no lo que realmente está ocurriendo, no sabemos lo que pasa, lo desciframos, y lo desciframos a medida que empezamos a conectar los diferentes hechos, a darles valor emocional, para entender qué es lo que impulsó lo que está ocurriendo: no un hecho en concreto, más bien un sentimiento.

Finalmente, cabe argumentar que Alfonso Cuarón es uno de los mejores cineastas de este continente. Cuando hizo Gravity en el 2013, tuvo un despliegue técnico tan amplio y calificado, que olvidó cultivar las emociones como parte fundamental del guion de la película, le quitó el alma a ese filme ¿Cómo haces para hacer una película que se desinhiba de las sensaciones? Pues así mismo como haces una donde el hilo conductor son solamente las emociones. 

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miércoles, 23 de enero de 2019

Bohemian Rhapsody


  

Bohemian Rhapsody (2018), es una película del director de películas de superhéroes Bryan Singer, que pretende hacer un mapeo de la historia de la reconocida banda británica Queen, especialmente su integrante insignia: Freddie Mercury.

Más allá de la factura cinematográfica con que cuentan las películas mainstream, de que estén hechas con una plantilla y su limpieza en la composición, Bohemian Rhapsody es un filme que divide opiniones: emocionalmente es una película muy justa con su protagonista, pero intelectualmente es un derroche de entretenimiento.

Esta película se queda corta en lo que sea que quiere contar: hay muchos detalles relevantes de lo que significaba Queen, que se omiten o por los que se pasa muy rápidamente, como la historia de sus integrantes diferentes a Freddie Mercury por ejemplo. Inclusive, si lo que buscara fuese contar la historia de su vocalista, también se queda corta: omite detalles como su infancia, lo que significó su migración a Inglaterra o su vida con SIDA, no tiene suficiente fuerza su promiscuidad ni su sentimiento de soledad, par de cosas que son finalmente las que lo conducen a contraer la enfermedad de trasmisión sexual. Hecho que a su vez, entre otras cosas, es lo que lo lleva al Live AID en el estadio de Wembley en el 85, y en este sentido, la película tampoco logra hacer una reflexión robusta sobre la adquisición del SIDA. Ni siquiera logra hacer un recorrido a cabalidad por las canciones más importantes de Queen, pues cada vez que procuran mostrar la historia de la creación de alguna, esta termina cortada por el desarrollo de la trama, a excepción del exaltante final por su puesto. En este sentido, Bohemian Rhapsody ni siquiera logra entonces contar como un musical. Todo esto deja a la deriva un interrogante ¿De qué habla realmente un película como Bohemian Rapsody?

Pero si nos acercamos al filme desde un punto de vista menos erudito nos encontramos con aciertos muy valiosos: Freddie es la estrella central del show, hecho que, siendo congruentes, es lo más acorde a la personalidad suya: siempre amó ser el centro de atención, y en este sentido,
Bohemian Rapsody es una película que le hace justicia a Freddie Mercury. Nunca lo juzga por ninguno de sus excesos, en cambio cultiva su ser más sensible, y eso es algo que él y los fanáticos han de agradecerle a los realizadores. Esta es la película que a Freddie le hubiera gustado que le hicieran, donde se vislumbran sus faceta humanas, más allá de su opulencia roquera, en donde no deja nunca de tener la atención, pues aproximadamente él está en pantalla el 85 % del tiempo de la película. ¿Es de eso entonces de lo que nos habla la película? ¿Son dos horas y catorce minutos dedicados a venerar a Farrokh Bulsara (Freddie Mercury)?

¿Qué es lo más justo, honrar la historia de Queen y Freddie, lo que fueron y significaron en la industria musical mundial, o hacer un filme emotivo que respeta y quiere a uno de los hombres con mejor voz de la historia? Ramik Malek, el intérprete de Freddie, hace un trabajo excepcional en esta película, pero ¿Realmente es tan bueno como para merecer premios tan reconocidos? En este caso en particular, eso no depende de su trabajo específicamente, sino de su trabajo en comparación con los demás nominados...

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sábado, 19 de enero de 2019

Ha nacido una estrella (A star is born)



A star is born (2018), es una película dirigida por el actor estadounidense Bradley Cooper, que cuenta la historia de un músico reconocido que lleva al estrellato a su enamorada, otra talentosa músico pero no reconocida. 

El dúo actoral de A star is born (Bradley Cooper y la músico Lady Gaga) tiene una conexión muy fuerte, lo que le proporciona al filme grandes y convincentes picos y valles emocionales. Esta película tiene muy buen diseño sonoro y muy buena música, con un Golden Globe merecidísimo. Un fenómeno interesante de las óperas primas realizadas por actores es que estas suelen demostrar una gran sensibilidad alrededor de la narrativa audiovisual, hablemos entonces de filmes como Jack goes boating, o The night of the hunter, o Mange ta soupe, o ahora A star is born

Esta es una historia llena de amor, en medio de una vida a la mejor usanza del rock n roll crudo y puro. Un remake fresco y memorable de una película ya hecha varias veces, pues el planteamiento de su guion, donde un personaje asciende profesionalmente mientras otro se autodestruye, unidos infranqueablemente por el amor, es una gran premisa de una historia romántica y dramática. A pesar de tener un guion tan sólido este filme no deja de ser una producción comercial, por tanto trata temas como la drogadicción, el estrellato, el amor, los cuestionamientos sobre la identidad propia o las relaciones fraternales de formas totalmente comerciales, políticamente correctos o superficiales, por ejemplo: nunca es realmente claro en qué se sostiene una relación amorosa que lidia con circunstancias tan disolutas, lo cual le resta veracidad al filme. Sin embargo está hecha con una gran sensibilidad, que encuentra y resalta la belleza de entre la penuria. Plantea una historia de amor muy profunda, pero que nunca deja de lado una sensación de angustia, como si fuese una alarma encendida que permanece como telón de fondo de una escena de amor de 136 minutos.

A star is born
, es un drama que despliega buena música, al son de un amor psicoactivo. 


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martes, 15 de enero de 2019

Invitación de boda (Wajib)



Wajib (2017), es una película dirigida por la palestina Annemarie Jacir. Cuenta la historia de un hombre que debe regresar a su ciudad natal, Nazaret, para repartir junto a su padre, puerta por puerta, las invitaciones a la boda de su hermana (Wajib es una palabra usada en el Islam para referirse a un deber social, en este caso se refiere a una tradición palestina que consiste en entregar las invitaciones de boda personalmente); en este recorrido se encontrarán el uno con el otro, con las personas que se han vuelto tras el paso de los años.

Es una película con una gran cantidad de actores, cada uno tan bien dirigido como el otro. Posee todas las características de una road movie, por ende tiene la capacidad de combinar con naturalidad la comedia y el drama, par de elementos que no están entrelazados a lo largo del argumento, sino que a medida que avanza el viaje del héroe, el “género” va mutando de comedia a drama, aspecto que se soporta en una planimetría muy bien planeada, y así mismo en una edición bastante acorde.

Ver Wajib es como hacer un tour por Nazaret, ver sus colores, sus calles, sus casas, su gente, su forma de relacionarse y de decorar, es esbozar su percepción del mundo que hay fuera de Palestina, su forma de pensar, intereses y tradiciones, incluso reflexionar su simpatía por los cigarrillos. Es una película que trata con mucho corazón uno de los temas más álgidos del psicoanálisis: la relación entre padres e hijos. Un hijo que reniega de las decisiones que tomó su padre en el pasado, pero que no tiene posibilidad de ver las cosas de otra manera, y un padre que no lamenta las decisiones que tomó por amor a sus hijos, pero que jamás olvidará todo lo que esto le costó y las cicatrices que le dejó. Wajib tiene un manejo paulatino de la información, y gracias a esto la película entera es un solo descubrimiento de los personajes, sus rumbos e intenciones. Son ellos la historia misma. Las situaciones, cómicas o dramáticas, son solamente una excusa para dirigirnos a ellos dos, tal como suele ocurrir en las road movies.

Este es un filme que sin ser indiferente al conflicto que vive Palestina, se monta en un carro para desarrollar una trama alrededor de las decisiones del pasado y los reencuentros del presente, pareciera que se resisten el uno al otro. Es como una película hecha por padres, dedicada a hijos.

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Cocote



 

Cocote (2017), es una película dominicana hecha por el director de corte independiente Nelson Carlo de los Santos. Cuenta la historia de un hombre que debe regresar a su tierra natal para atender el funeral de su padre. Allí se verá envuelto en las tradiciones de su gente, que lo conducirán a conflictos internos de su identidad religiosa.

En términos generales da la sensación de ser una película hecha con las uñas, con una dirección de arte y una edición apenas básicas, pero con una fotografía, aunque precaria, con mucha fuerza. Tiene una planimetría bastante experimental que en varias ocasiones resalta la belleza, así mismo, tiene una dirección de actores naturales admirable.
Cocote es una película que adopta múltiples formatos y técnicas narrativas, que finalmente terminan convirtiéndose en su elemento estético y estilístico más poderoso. Sin embargo, el manejo de este par de elementos, los múltiples formatos y técnicas narrativas, es muy pretencioso, no solamente en lo que quiere contar y la forma en la que procura hacerlo, sino también en las sensaciones que busca provocar en el espectador. Le exige demasiado a este, quien en varias ocasiones no logra descifrar los códigos allí inscritos, ni desarrollar sensación alguna alrededor de estos, lo cual desemboca en que el espectador se distrae de la película. Pero si esto es así ¿Cómo es posible entonces que la película logre tener un final tan absorbente? ¡He aquí el gol de Cocote! Porque si bien el manejo de la narrativa y el uso de múltiples formatos llevan al filme a ser pretencioso e incomprendido en contadas ocasiones, no ocurre lo mismo con el argumento de la película, la historia de esta es absoluta y sencilla, no tiene baches ni desviaciones, desde el principio lleva un rumbo y nunca lo pierde, lo cual permite que el espectador que perdió su atención por procurar entender las intenciones narrativas, pueda retomar el curso de la historia con facilidad. En este sentido esta es una película que logra recobrar una y otra vez la atención del espectador pese a las intenciones intelectuales del realizador, y eso es un logro excepcional. Toda esta construcción es algo muy propio del autor del filme: realizar historias que enganchen, con narrativas muy personales.
Cocote no es una mala película, por el contrario, es una película esencial, pues en medio de sus complicaciones es un filme que carga consigo un peso documental nada despreciable en cuanto a la apropiación y readaptación de la religión católica por parte de un sector de la población dominicana, y eso, por esencia, es un acto heroico.
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Infiltrado en el KKKlan (Blackkklansman)



Blackkklansman (2018), es una película dirigida por el nigga Spike Lee, que cuenta la historia de un policía negro que se infiltra en dos grupos revolucionarios, los cuales luchan por el reconocimiento de los derechos, que consideran, les pertenecen por su color de piel, un grupo es de blancos, y el otro de negros.
Hay que advertir que aunque es una película de Hollywood, lleva inscrita la firma de Lee, y eso pesa mucho en su trabajo como autor. Por otro lado, vale la pena destacar que una película no tiene forma de escaparse al contexto mundial en el que se estrena, y en este sentido esta película implanta un mensaje muy claro y directo hacia Donald Trump, respecto a su postura racista como presidente de los Estados Unidos. 

Blackkklansman es una película que manosea uno de los temas más álgidos, profundos y constantes en la cultura estadounidense: el racismo y sus consecuencias, lo hace de forma burlesca pero muy firme en sus conceptos, haciendo un mapeo por la evolución y trascendencia de este conflicto a través de los siglos. Es un filme que envuelve al espectador en una trama al mejor estilo de Spike Lee, con cortes típicos de las historietas y música incidental muy marcada. Sin embargo, no peca resaltando una supremacía negra, como bien se podría esperar de Lee. Por el contrario, hace énfasis en “el poder de la gente”. Blackkklansman enamora al espectador de un héroe negro, humilde y astuto (Jhon David Washington), él solito hace esta película y la llena de historia, actualidad y complicidad en un juego siniestro y divertido entre dos bandos. Si bien no deja de ser una película comercial, con acción, comedia, detectives, algún personaje que sobra, una superproducción y una gran capacidad de llenar salas, tampoco es una película de entretenimiento, aunque logre entretener. Es un filme responsable y contundente con el mensaje que pone sobre la mesa.

Aunque Blackkklansman es una película acertada y directa, que vale la pena, no se puede despedir sin mencionar el sin sabor que deja su dirección de actores, labor que no está mala ejecutada, pero no logra todos los objetivos que se esperarían en personajes como los allí planteados: a los dos personajes más importantes les hacen falta picos emocionales en sus interpretaciones.

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miércoles, 9 de enero de 2019

Correspondencias. (Correspondências).




Correspondencias (2016) es una película dirigida por Rita Azevedo. Documenta la amistad y las emociones de dos de los poetas más importantes del siglo XX en Portugal: Sophia de Mello y Jorge de Sena, este último exiliado en 1959. A partir de ese momento sostendrán su amistad a través de cartas, cartas sobre las que a su vez, se sostendrá la película. 

El romanticismo, desolación y nostalgia de este filme no solamente se encuentra en la lectura y recite de cartas y poemas que entretejen un diálogo constante y duradero entre Sophia y Jorge. También están incrustados en la composición, como por ejemplo en la yuxtaposición de imágenes, o la puesta en escena, a veces evidente para generar sensaciones que apoyen la lectura, el uso de diferentes formatos para sostener latente la nostalgia, o la contemplación de un paisaje hermoso, incluso también en el uso de la música con un chelo que marca un profundo desaire. La puesta en escena cuenta con muchos intérpretes, hecho que retoma una y otra vez la sensación de estar lejos de casa y no poder volver, como probablemente le pasó a muchos portugueses en el siglo pasado durante la dictadura. La organización de los personajes en el espacio tiende a marcar en exceso los términos, y por lo mismo, la simetría. Sin embargo, cada personaje carga consigo un gran ensimismamiento, hecho que amplifica la sensación de soledad. 


Jorge se vio obligado a exiliarse en Brasil, pues la dictadura de Salazar lo estaba siguiendo por su fuerte oposición. Pero él nunca logró acoplarse realmente a la cultura brasileña, nunca estuvo satisfecho con lo que vivió allí, ni en Estados Unidos años posteriores, cuando tuvo que salir de Brazil luego del golpe militar que hubo en el 64. Sin embargo, este par de países le dieron múltiples posibilidades (como lograr su doctorado en humanidades, o ser profesor de literatura) desde donde siempre pudo expresar su abatimiento por la situación socio-política en Portugal. Por otro lado, Sophia permaneció en Portugal, ejerciendo como poeta, traductora y activista política en el partido socialista. Sus escritos tendían a resaltar lo sublime de los detalles más mínimos del mundo que la rodeaba. Ambos tenían prácticas realistas y contestatarias en sus poemas, pero también escribían sobre sus propias circunstancias.

Correspondencias es un filme que logra capturar a cabalidad esa serie de hechos: retrata muy bien el sentimiento de distancia que duele, de resistencia furiosa, el exilio, el desespero, el desánimo con la vida misma, o la admiración por la peculiaridad de los detalles; de hecho es bastante reiterativa con estas representaciones, como un dedo en la llaga, que hurga y hurga y hurga... En este sentido, no solamente es una adaptación de un compendio literario que guía la imaginación del espectador con imágenes de gran valor emocional, sino que además es una pieza cinematográfica importante, en cuanto aporta a la construcción de la memoria histórica y literaria portuguesa del siglo pasado.

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El desvío (Detour)


Detour (1945), es una película con aire noir dirigida por el austrohúngaro Edgar Ulmer, que cuenta la historia de un hombre que decide cruzar los Estados Unidos para llegar a Hollywood y reencontrarse con su futura esposa, pero durante el camino atraviesa una serie de situaciones interconectadas, cada una tan oscura como la anterior.

Me encontré con esta película durante la segunda versión del festival The Classics, en Bogotá. Es un festival que busca revivir la experiencia de ver un clásico en la pantalla grande, pero con los beneficios del siglo XXI, es una apuesta interesante, que tuvo una grata acogida del público en su segundo ciclo.

El cine clásico de Hollywood nunca perderá vigencia, sus alcances a nivel narrativo y guionístico fueron admirables, y por supuesto, Detour no fue la excepción: tiene planos de experimentación narrativa que logran sensaciones muy interesantes, y un guion de sátira negra, incluso absurda, que está lleno de giros inesperados que le dan a la historia una capacidad de absorción y de sorprender demasiado fuertes, pues el manejo de la información es muy sustancial, y con cada giro, la incertidumbre del porvenir lleva al espectador a preguntarse: “¿qué sucederá ahora en todo este rollo?”.

Es injusto hablar de Detour sin mencionar su escena insignia, ni su final absolutamente desconcertante, así que a partir de este momento esta reseña contiene Spoiler. Precisamente dentro del marco de los grandes logros narrativos del cine clásico de Hollywood, mencionado anteriormente, Detour tiene una escena que divide la película en dos, pues es el clímax de la historia y la incertidumbre que plantea es absoluta: luego de la muerte de Vera hay unos cambios de foco abruptos que logran producir una disociación de lo normal, como una acentuación en la incongruencia de lo que está pasando, y del desarrollo de la historia en sí. Es una secuencia que carga consigo todo el peso de lo que ha vivido Al, el protagonista, pero al mismo tiempo plantea un horizonte borroso respecto a lo que viene. Por otro lado, los finales abiertos no solo dejan la historia en puntos suspensivos, sino que además, muchas veces también resignifican aquello de lo que habla la película, y en este caso no solamente le plantea al espectador el “¿Qué pasará con este hombre?”, sino que también lo lleva a preguntarse sobre el mensaje del filme, no hay forma de intuir un desarrollo de la historia más allá del final, pues este es otro giro más, lleno de incógnitas e incertidumbres. Es el final más abierto que conozco. Sin embargo no existe una segunda entrega de este filme, ni un preludio que resuelva o desarrolle las incógnitas con las que el espectador queda al término de la película, pues este claramente no concluye nada de lo que ha planteado el filme, así que sea lo que sea que quiere contar, está inscrito en sus escasos 68 minutos de duración.

Luego de mucho pensar llegué a la siguiente conclusión: el último plano del filme está cargado de una sátira negra que ironiza la autoridad de la policía y se burla de la historia de Al, planteando de esta manera, con todo el peso de la película encima, la incertidumbre que hay entre las decisiones y el destino, y lo hace con uno de los humores negros más exquisitos que haya visto en cine.

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jueves, 3 de enero de 2019

Manchester frente al mar (Manchester by the sea)



Manchester by the sea (2016), es una película realizada por el director independiente neoyorkino, Kenneth Lonergan, que cuenta la historia de un hombre que a pesar de sus conflictos internos debe cuidar a su sobrino, a quien se le acaba de morir su padre.

En términos fotográficos, esta película tiene un gran acierto en el manejo del blanco, no solo porque se vea muy bien a pesar de las dificultades de grabar e iluminar en un paisaje tan pálido, sino también por el peso narrativo de este. Tiene un guion muy bien elaborado. Y unos flashbacks intensos y eficientes, los cuales marcan a su vez el ritmo del filme. 

La muerte es una de las experiencias más personales que pueden haber, y esta película le rinde honor a ese hecho. Hay dos personajes que no saben muy bien cómo lidiar el uno con el otro, pero que discretamente se quieren. Ambos pasan por el duelo de la muerte, pero ambos se encuentran en etapas opuestas de la vida, mientras uno se va descubriendo y entendiendo a sí mismo, el otro busca callar y olvidar al que fue, ninguno de los dos sabe realmente cómo lidiar con lo que les pasa, pero ambos procuran ayudarse el uno al otro; y en este sentido, es una película que habla de la muerte, y que al mismo tiempo hace apología a la vida. 

En la línea de tiempo del filme, en el presente es invierno, época que no solamente concuerda con la personalidad del protagonista, sino que además logra transmitir con mucha fuerza el vacío con que vive por la muerte que le pesa: es un blanco invasor que le arrebató a los árboles su follaje, y que trae consigo una brisa que hela. Es una película cargada de recuerdos, donde curiosamente todos ocurren en invierno, una vez más, como símbolo de desolación que invade la memoria. Todos los flashbacks están dirigidos a descifrarnos al protagonista, a explicarnos quién es y por qué es, a complejizarlo como ser humano, todos sus recuerdos son cargas que le pesan en la conciencia. 

Manchester by the sea es una película que explora con dureza y amor la condición humana frente a la muerte, y eso la hace fuerte y sensible, tal como en la vida real. Es una película para afrontar duelos. 

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