viernes, 20 de diciembre de 2019

Historia de un matrimonio (Marriage story)


Historia de un matrimonio (2019) es realmente la cruda y dolorosa historia de un divorcio. Noah Baumbach, el director, como ya es costumbre, vuelve y enreda a sus personajes en situaciones supremamente incómodas y dolorosas, donde el gozo de vivir con la otra persona ha desaparecido, aunque el afecto entre ellos dos se haya vuelto inquebrantable por los años ya compartidos.
Sin duda es penetrante la construcción de esta pareja. Scarlett Johansson como Nicole, la esposa de Charlie, interpretado por Adam Driver, (quienes por su puesto se han ganado una nominación a los premios más importantes de la academia), llevan un matrimonio que  está al borde del fin, pero que no saben muy bien cómo acabar, y en medio de ellos dos hay un pequeño hijo que ha de sufrir las consecuencias del agotamiento de sus padres. Ellos nos dejan ver la compleja estructura de una familia que se ha acoplado y construido a sí misma durante muchos años, para poder entender finalmente que hay cosas que se corroen con el tiempo de manera irreversible.
Con una propuesta moderna y bastante madura, el filme se fija con firmeza en ese desolador  proceso de desprendimiento, exponiendo las sensaciones más profundas y laberínticas de cada uno, reconstruyendo sus años más dichosos desde el insoportable presente, liando con los molestos procesos legales y la inocente crueldad del hijo pequeño, procurando siempre mostrar unos personajes sensatos, pero sobre todo sensibles.
Esta es una película con mucho corazón, que habla de la vida misma con propiedad, y que expone en carne viva los pasos en falso del amor.

miércoles, 4 de diciembre de 2019

Un día lluvioso en Nueva York (A rainy day in New York)




Un día lluvioso en Nueva York (2019) es una anacrónica comedia de enredos donde una joven pareja viaja a Nueva York, ella en plan periodístico y él, oriundo neoyorkino, con ganas de mostrarle a ella la deslumbrante ciudad. Sin embargo nada de esto ocurrirá, el caprichoso destino les mostrará una ciudad totalmente inesperada y esclarecedora.

Si bien es cierto que no es precisamente la mejor película del neoyorkino Woody Allen, está bastante lejos de ser el bodrio del que muchos hablan. Tiene cosas encantadoras como la forma tan romántica en la que muestra la ciudad o el agradable y somero trayecto que emprende hacia el caos; pero también tiene errores imperdonables para ser la película número 50 del artista, como el irrefutable anacronismo del que sufre.

Si estuviese ambientada a la década de los 50s este flick sería un hit. Pero la verdad es que todo el tiempo se siente marcadamente inverosímil: el estilo de Woody, que evoca una época pasada, no logra armonizar con el entorno moderno en que transcurre la historia, por ende, muchas de las cosas que hace cincuenta años hubiesen ocurrido por mera casualidad, aquí parecen ocurrir más bien de forma caprichosa. La suma del jazz a poca luz con la prostitución de clase y clandestina, las aventuras casuales con famosos y las periodistas ingenuas, los furtivos salones de póker, las reuniones familiares, los mismos dramas de los personajes, incluso cómo se visten o la forma en que se retrata el MET o el Central Park están retardadas en el tiempo, lejos de lograr mostrar una Nueva York actual, a pesar de que la película procura transcurrir en el presente, lo más moderno que hay allí es la camiseta ligera de Selena Gómez.

La peli tiene la firma de Woody por todo lado, sólo que sus diálogos no poseen la profundidad intelectual a la que tenía acostumbrado a su público, pero eso no es razón suficiente para afirmar que está pasando por una crisis creativa, como afirman sus más fuertes críticas. Es un filme fácil de seguir, que posee toda su punzante habilidad para la comedia en diálogos ágiles, es tranquila, simpática y bastante agradable, que claramente le apunta a un público mucho menos erudito.