Girl (2018), es una película belga dirigida por el ahora controversial Lukas Dhont. Allí, una joven trans se ensaña contra su cuerpo mientras se hace bailarina de ballet y espera la operación de cambio de sexo. Un sector de la crítica cinematográfica y de la comunidad LGBTQ presentaron una fuerte oposición al filme, por ser sádico, traumático y tener una fijación morbosa en el miembro sexual. ¿Qué tanto de esto es cierto?
Es una película con una historia muy densa, pero su estética es sutil, de colores suaves, con una cámara estable, que por cierto mereció una Caméra d’Or. Lara se acaba de cambiar de ciudad con su papá y su hermano menor para poder iniciar su proceso de cambio de sexo como un reinicio en su vida y su ser. Allí se inscribe a una de las academias más prestigiosas de ballet, pero no es la mejor bailando, y debe forzar demasiado su cuerpo para lograr su cometido como bailarina; las repercusiones de esto no sólo son físicas, también son fuertemente psicológicas, pues la inconformidad que tiene con el cuerpo en que habita, la arrastra a sitios demasiado oscuros. No hay una fijación en el cuerpo de un hombre deseando ser mujer, como un fetiche morboso. Hay un reflejo de la relación de una bailarina con su cuerpo (unos pies que le sangran por excederse en ejercicios), en la misma medida en que hay un reflejo del conflicto de una chica trans con su cuerpo, conflicto que se agranda exponencialmente al bailar con otras chicas, y compartir con ellas el vestier y las duchas. La forma en que se retratan estas relaciones es íntima, dolorosa y sin tapujos, pero con mucho amor y respeto. En eso radica el gol de este filme: habla de la transexualidad desde una perspectiva inexplorada, muy privada y difícil, y lo logra sin empecinarse morbosamente en ello, simplemente lo captura como parte de un compilado de circunstancias que conlleva las ansias de mirarse al espejo y no encontrar allí un cuerpo con el cual sentirse a gusto. Ciertamente es imposible hablar de la condición de un trans en proceso sin hablar de su cuerpo, sin mostrarlo.
Es una película que expone a carne viva las dificultades psicológicas de los trans, pero también de las personas que están a su alrededor, sus padres y compañeros de escuela, quienes de algún modo también lidian con esta dificultad, lo cual le da una visión más amplia al espectador de lo que convivir con una persona trans implica.
Por último, cabe destacar, en contra de aquellos que hicieron bloquear la
película de Netflix a principios del 2019, que este filme, dirigido y protagonizado por hombres no trans, fue acompañado por Nora Monsecour, una bailarina trans amiga de Dhont desde la adolescencia. Ella, la musa de la historia, avala el resultado final como “su historia”.