miércoles, 25 de marzo de 2020

Los dos papas (The two popes)



El guionista neozelandés Anthony McCarten llevó películas como The theory of everything (2014), The darkest hour (2017), Bohemian Rhapsody (2018) y ahora The two popes (2019) a los premios más aclamados de la academia. Sobre esta última dijo al Hollywood Reporter: “La verdad no es una cosa fija ni finita. Se crea, al final, una obra de arte con esto”. Y exactamente eso fue lo que hizo con este guion.

En lugares como la casa de verano del papa o la Capilla Sixtina reúne a Benedicto XVI y al entonces cardenal Jorge Bergoglio (hoy papa Francisco), para definir el futuro de la Iglesia, mientras desarrollan entre ellos una profunda y afectuosa amistad basada en sus acentuadas diferencias intelectuales y teológicas. La película misma es un extenso diálogo entre Benedicto (Anthony Hopkins) y el Cardenal (Jonathan Pryce), lleno de sabiduría y rivalidad serena, en donde se humanizan a estos dos grandes del poder católico, se les despoja del velo de santidad que los cubre ante la sociedad y los acerca a ella como dos humanos más, con dudas, faltas e ignorancia, que comen pizza y disfrutan del fútbol. Benedicto XVI como el ultra conservador que es y el cardenal como un hombre de mente abierta que trascendió la dictadura argentina.

Una de las cosas que más hay por admirar de los escritos de McCarten es el respeto con el que elabora siempre las historias. Teniendo mucha tela de donde cortar para hacer un filme totalmente controversial, él decide no ser ajeno a la coyuntura de la Iglesia Católica sobre la corrupción y la pedofilia, pero tampoco ahondar en ello. Lo menciona, pero no cae en ese juego morboso que exigen los críticos.

Ahora, el trabajo del brasilero Fernando Mierelles, director de películas tan distintas como Caidade de Deus (2002) y Blindness (2008), no es nada despreciable en esta película. Desde la cinematografía hasta la edición hizo poesía pura que impulsa y sostiene el guion sobre los pasos acongojados de los papas, con estocadas de humor muy bien esparcidas, que lograron construir un filme y bio-pic lleno de prudencia, sabiduría, humildad, redención y mucha consciencia sobre la influencia moral que la iglesia debería ejercer sobre males que asechan al mundo como la inequidad económica o el cambio climático, pues el mismo filme es consciente que el catolicismo no ha de ser solamente un negocio.

A pesar de los ojos escépticos con que uno se pueda sentar a ver este filme, es innegable la bondad que transmite. El argentino ni siquiera quería ser papa. Incluso estaba en desacuerdo con muchas de las maniobras de la Iglesia, sin embargo su humildad, sapiencia y seguridad en sí mismo lo llevó a reunirse con el papa, y posteriormente a dirigir una de las instituciones más poderosas del mundo, con un mensaje de esperanza renovado para toda la humanidad.


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