Judy (2019) es una obra del no tan experto Rupert Goold, que cuenta la
decadente y triste historia de los últimos meses de vida de uno de los íconos
estadounidenses del siglo XX: Judy Garland, quien para salvar su carrera y
familia empezó a dar conciertos en un pequeño cub de Londres.
Si uno como espectador tuviera la capacidad de solamente ver la ruina
emocional de Judy (Reneé Zellweger) esta sería una historia mucho más
estremecedora, pero la verdad es que el tratamiento pobre del guion no apoya en
absoluto a Reneé. Ella encarna demasiado bien a una persona que creció
castigada, explotada e inducida a las drogas por tener una voz maravillosa,
divorciada 4 veces, con serios y profundos problemas emocionales, de autoestima
y con el alcohol, y que a pesar de eso era infinitamente noble y adorable. Pero
la película nunca profundiza en las raíces ni desarrollo de estos problemas,
tampoco en el efecto del abuso de las drogas. Tiene una perspectiva limitada
donde solamente cuenta la experiencia de Judy con el productor ejecutivo de
Mago de Oz (1939), y la serie de conciertos que dio en Londres bajo el efecto
de las drogas, hechos que si bien están relacionados, no desarrollan en
absoluto el origen de sus males, lo cual hace de esta una mala película, pues
termina manipulando y dirigiendo la historia hacia un mensaje errado. Por
ejemplo el consumo de drogas por parte de Judy parece más bien un mal hábito en
vez de un mecanismo para combatir años de maltrato emocional, da la impreción
que ella simplemente no es capaz de hacerse cargo de sí misma, y hechos como
estos desembocan en que la película se volque contra ella y la juzgue, como
cuando a sus 47 años le pide matrimonio al joven Mickey Deans y los
espectadores le gritan “¡No!”, desconociendo totalmente los motivos que la
impulsan a dicha decisión. Si la película fuera un poco más noble con ella,
sería responsable y completa con la forma en que se cuenta la historia, lo
cual, no solamente potenciaría mucho más la actuación de Reneé, sino que
también transmitiría un mensaje mucho más consciente, sentimentalmente potente
y enaltecedor, pero el filme no la honra, la juzga en silencio, como una droga:
aparentemente la impulsa, pero en el fondo lo que hace es acabar con ella.
Ahora, si bien es cierto que Rupert no comete el error común en los
bio-pics, que es tratar de introducir mucha información en poco tiempo, comete
otro que no sabría decir si es peor, y es no contar lo necesario.
Realmente es una lástima que la esplendorosa actuación de Reneé se
desperdicie en la cinematografía poco experta de Rupert, porque la hace parecer
un poco plana, cuando ella está haciendo un papel estupendo llenando el filme
de fuerza emocional, escenas de canto poderosísimas y nobleza, mucha nobleza.
Para ver el trailer.