Jeune et Jolie (2013) es
una película del francés François Ozon. Cuenta la historia de una
adolescente que tras perder su virginidad encuentra un placer particular en la
prostitución prepago. ¿Qué es realmente lo que le gusta de ello: la plata, el
sexo, la incertidumbre de los encuentros?
Sin darle muchas vueltas al asunto François nos introduce en
un penetrante relato sobre una joven muy guapa, pero rota por dentro, quien
busca llenar el vacío que le dejó la ausencia de su padre con encuentros
fortuitos con hombres mayores a cambio de dinero. Y no le disgusta en absoluto,
todo lo contrario, le encanta organizar la citas, imaginarse las habitaciones y
recordar el fervor del coito. Pero es demasiado inocente, y no tiene idea del
mundo tan peligroso en el que se está involucrando, ni mucho menos las
consecuencias que esto podría acarrear. Es como una minifalda de ositos
desorientada en un callejón rojo.
La película puede sentirse un poco tímida a la hora de
contar detalles que podrían ser relevantes para justificar la historia, como el
impulso que llevó a Isabelle a enrollarse en ese mundo por su propia cuenta, o
qué es aquello que la mantiene ahí involucrada cuando en ocasiones la maltratan
tanto. Pero la verdad es que la película está directamente enfocada en narrar
su historia en la prostitución y acompañarla en el drama interno y familiar que
esto le provoca, no importan nada más, ni cómo inicia allí, ni qué planea hacer
con el dinero que gana. El objetivo real es mostrar cómo una niña de 17 años,
sin siquiera saberlo, busca atención y el cariño de su padre en el pene de
tantos otros hombres.
Con admirables interpretaciones, François construye lo que
podría ser el preludio de Nymphomaniac,
la controversial obra de Lars von Trier, del 2013 también. Un profundo y
punzante relato sobre la sexualidad y el caos adolescente, enfocado únicamente
en eso: la fragilidad y el desequilibrio de una solitaria joven y bonita.